Cuando abro mis ojos a un nuevo amanecer, puedo sentir en mi interior que la felicidad estuvo conmigo desde los inicios.
Nacida en el hermoso país de Colombia el 9 de abril del año 88, soy de Ibagué donde se baila el Bambúco y se crece entre cordilleras, donde con el sol caluroso amaneces a una nueva oportunidad y te dispones a experimentar un día mas de vida. De niña siempre sentí en mi corazón que lo infinito existía, más allá de la religión, la política o las creencias. Las posibilidades no podían ser una sola y que en la inmensidad del universo siempre hay más.
Pude tener experiencias un poco extrañas y sentirme apasionada por lo sobrenatural, sentirme diferente era lo que me motivaba a buscar respuestas y a no dejar de encontrarlas. Teniendo 8 años de edad despido a mis padres en su transcender físico, siendo muy pequeña abrió en mi la necesidad de ser independiente, demasiado responsable, seria y muy grande para mi edad, olvidando la simplicidad de la vida.
Desde entonces he viajado por muchas parte de Colombia, buscando mi hogar. Lejos físicamente de mis hermana mayores. Finalmente decidí un día hace mas de 12 años, radicarme en Bogotá para estar cerca y fortalecer lo que quedaba de la familia.
En mi adolescencia estuve buscando mi vocación, inicie estudiando en comercio internacional y economía, pero un día encontré la Psicología, y a hoy puedo confirmar que conforme pasan los días, esta carrera abre mi apetito por conocerme y amarme más, y teniendo todo esto en mi compartirlo con quien me tropiezo. Hoy a mis 31 años soy feliz de ser quien soy, de conocerme día tras día y de saber que cada instante me pertenece, de entender que el hogar esta siempre dentro y que a donde fuere estaría conmigo.
Comprendo que en cada año mas de vida esta la felicidad de ser niña de nuevo mientras envejezco, que mi voluntad mueve montañas y que mi corazón es la brújula de mis caminos. Tengo la certeza que la religiosidad se convierte en espiritualidad cuando abres tu corazón y permites compartirlo con quienes están cerca, que la compasión no es más que creer que los demás pueden ser felices porque son capaces de hacerlo, que el amor hacia otros es tan grande cuanto sea el amor hacia mi misma, y que del "padre, creador o el universo" tengo una gota de esencia para yo vivir mi vida en esta densidad, que así mismo como creación soy libre de modificarla para mi felicidad.
No necesito cadenas, no necesito religión, y no necesito temor para vivir. Creo firmemente en que yo misma con esa pureza de creación puedo ser mi mejor versión cada día.